El coach es un líder que se vale del diseño de aprendizajes y herramientas de trabajo. Todas estas, dirigidas a resolver dificultades en cualquier tipo de situación. Para tal fin, debe contar con el desarrollo de habilidades conversacionales, empatía, el poder de escuchar, la observación de emociones, entre otras características necesarias para desempeñar un buen papel. Además, el coach efectivo mantiene una escucha activa tomando en cuenta todas las necesidades del coachee.
Generalidades de un coach efectivo
Un coach posee una diversidad de características como los valores, la disciplina, los principios, la ética y la discreción. Todos estos aspectos son importantes en el perfil de un miembro que desarrolla las potencialidades ocultas del personal. “Es un guía quien ayudará al individuo a convertirse en la persona que desea”.
En tal sentido, el coach debe saber aplicar todas estas habilidades dentro de la organización. Para ello, debe convertir el aprendizaje individual en aprendizaje organizacional asumiendo compromisos, reconociendo errores, estableciendo una especie de guía para los empleados de la organización.
Es el facilitador de aprendizaje, no dice qué se tiene que hacer, simplemente otorga las pautas para hacerlo. Su tarea no es juzgar. El rol del coach se basa en hacer una serie de preguntas que estimulen a la reflexión. Todo esto, para que el coach sea quien encuentre nuevas alternativas y posibilidades para mejorar sus acciones. También, el coach se enfoca en trabajar con lo que su cliente no ve.
La misión del coach se basa en hacer que cada persona alcance sus propias comprensiones. Para así desarrollar las habilidades individuales de las personas, sin imponerlas. A su vez, ayuda a que el mismo se enfoque con más conciencia y actúe con mayor certeza. El coach, por lo tanto, contribuye a que la persona pueda llegar a una determinada meta. Todo esto, a través de la disposición de la utilización de todas las habilidades y recursos propios existentes de la manera más eficaz.
