Comer insectos es saludable: así lo afirma un estudio ¡Ugh!

Comer insectos es saludable

No es común en las culturas más populares del mundo. Y de hecho, para muchos resulta una práctica asquerosa y desagradable. Lo cierto es que comer insectos en una visión general no suele ser algo que resulte apetitoso para nadie.

Sólo en contados países y culturas esta práctica es común y se ve de forma distinta, ¿pero qué pasaría si te dijéramos que comer insectos resulta que es una práctica saludable? Y que podría mejorar la actividad gastrointestinal en tu organismo.

Tal como se lee. Científicamente ha sido comprobado el beneficio que trae incluir este “ingrediente” especial a la dieta. Todo gracias a los esfuerzo de Valerie Stull, científica graduada en el Instintuto Madison Nelson de Estudios Ambientales de la Universidad de Wisconsin. En su trabajo publicado en Nature, habla de sus hallazgos al implementar insectos en la dieta de varias personas.

Stull se enfocó en el consumo de grillos dentro de una dieta normal. Gracias a esto concluyó que su presencia favorecía la aparición de bacterias gastrointestinales necesarias en nuestro intestino. Lo mejor de todo es que con este resultado, no se generaban tampoco efectos adversos.

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Comer insectos favorece a la flora intestinal

Para llegar a estos resultados, Stull tuvo que estudiar alrededor de 40 personas en su investigación. Hombres y mujeres en igual cantidad se presentaron como sujetos de prueba. Las edades que comprendían eran entre 18 y 48 años.

Comer insectos
En algunos países comer insectos es más común de lo que se cree

La mitad del grupo tuvo una dieta normal, mientras que la otra incluyó insectos en su desayuno. El primero fue catalogado como grupo control, y tenía como primera comida un plato regular. El otro, por su parte, recibía como desayuno un batido o panecillos cuya mezcla incluía al menos 25 gramos de grillos triturados.

Pasaron así dos semanas con esa dieta. Tras terminarla, pasaron por otras dos semanas con un tiempo de limpieza, antes de pasar las próximas dos semanas consumiendo la dieta del grupo contrario.

Cada uno de los sujetos de prueba poseía un registro diario de sus comidas, así como de su hábito evacuatorio durante todo el período. Ninguno estaba al tanto de quién consumía insectos, esto sólo lo sabían los científicos.

Dentro de este tiempo, cada experto se encargó de realizar distintas pruebas a los participantes para evaluar su condición de salud. Entre ellas se hicieron pruebas de sangre, de heces así como un cuestionario de su actividad gastrointestinal.

Al finalizar la investigación se encontró un incremento en la enzima metabólica que está asociada a la salud intestinal. De la misma forma, la proteína inflamatoria TNF-alfa se vio reducida dentro de las muestras de sangre de los sujetos que consumieron insectos.

Stull afirma que estos resultados pueden abrir las puertas a nuevas investigaciones relacionadas. Aspira a que en un futuro, incluir insectos en la dieta americana resulte beneficioso y se vuelva una realidad. Lo mismo para el resto del mundo.

¿Te animarías a hacer la prueba?

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