El conejo teporingo, animal nativo del país mexicano se ha declarado oficialmente extinto. Esto tras un estudio realizado hace poco por el Centro de Investigación en Ciencias Biológicas Aplicadas de la misma Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
Esto no debería ser algo que sorprenda demasiado, teniendo en cuenta que era una situación latente que estaba notificada. Desde el año 1966, los expertos advertían al gobierno del peligro en el que estaba el conejo teporingo debido a la mano del hombre. Y aun así, nunca se tomaron medidas adecuadas o siquiera avisos para concientizar a la población de la situación.
Otros animales tuvieron suerte de ser atendidos por las autoridades. No fue el caso del conejo teporingo. En la lista de especies a salvar por las comunidades mexicanas, el pequeño brillaba por su ausencia. Hasta ahora queda en cuestionamiento la falta de interés porque se protegiera la especie, que sin embargo, ya no existe.
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El conejo teporingo se una a las especies que le dicen adiós al mundo
El zacatuche, como también es conocido el conejo teporingo, era una criatura que vivía apaciblemente en el bosque del Xinantécatl, justo en el Nevado de Toluca. La causa por la que esta especie comenzó a extinguirse se debió al cambio de condiciones en su medio, las cuales superaron su nivel de adaptación para mantenerse vivos. La alteración del bosque gracias a la intervención del hombre fue el culpable de esta situación tan lamentable.
Esto se comprobó cuando los investigadores buscaron incansablemente algún rastro del conejo teporingo, sin éxito. Al menos más de dos mil sitios del Nevado de Toluca fueron revisados minuciosamente por seis meses en total.
No existió ningún tipo de señal de la permanencia del conejo. Apenas y consiguieron el rastro de los animales que habitan estos medios en solo 100 sitios. Esto es una muestra de la reducción impresionante que ha habido en los últimos tiempos.
Todo ha sido por culpa de las actividades agropecuarias, la deforestación masiva, así como la urbanización de sitios donde antes existía fauna. Con estas acciones descontroladas y sin medidas preventivas para evitar el daño a las especies, las mismas empiezan a desaparecer. Otro ejemplo de lo terrible que puede ser el hombre por su ambición es el conejo teporingo.
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