El placer de saltar. Paracaidismo I parte

Placer
Placer por volar

Hay un placer de saltar. Muchos tropiezos tienen la vida. Pero ¿Qué harías si uno de ellos te sucede a miles de metros de altura? Abrir tu paracaídas. Si, pero para eso debes conocer el mundo del paracaidismo, uno de los deportes más precipitado del mundo.

Te encuentras a cuatro mil metros de altura, mirando hacia abajo, desde la puerta de la pequeña avioneta. El corazón se te sale por la boca. Te lanzas al vacío y empiezas a caer a más de doscientos kilómetros por hora durante los primeros cinco o seis segundos, instantes que parecen eternos.

En este momento, la fuerza de gravedad es mayor que la resistencia aerodinámica del cuerpo, de modo que de pronto caes más rápido. De la caída libre pasas en seco a flotar; ahí es cuando te sientes totalmente relajado escuchando el viento y sintiéndote como un verdadero pájaro.

Placer de saltar y volar

Y es en ese momento cuando comienzas a disfrutar del extraordinario paisaje que tienes a tu alrededor. Lo que más se disfruta e impresiona es el silencio que impera al alrededor. Si se prefiere, se puede incluso aplicar los frenos y descender de forma mucho más lenta.

No es nada raro que te cruces con una nube y choques con millones de moléculas de agua. Y después de unos cuantos minutos de ensueño, llega el momento de regresar a tu planeta cuando ya alcanzaste una velocidad cercana a los veintidós kilómetros por hora, lo que te permite tener un aterrizaje exitoso.

Placer
Placer por volar en paracaidas

¡Pero mucho cuidado! Algunos ilusos piensan que es únicamente cosa de llegar, tocar tierra y “colorín colorado este cuento se ha acabado”. Antes de todo debes tomar la mayor cantidad de precauciones posibles, ya que es en ese momento cuando sucede la mayoría de los accidentes.

Pero no te espantes, porque no es para tanto. Está práctica es de las más seguras que existen.