Los avances de la industria automotriz enuncian la mejor definición del concepto “avanzar”. Valida la descripción de dos significados: avanzar en términos prácticos, en plan de adelantarse al espacio. Y avanzar en línea temporal, en materia de innovación. Ambas interpretaciones se muestran de manera clara y didáctica a efectos de su aplicación en el sector que lo requieran.

La tecnología ha absorbido a los autos sin reparos, la firma de un consentimiento tácito. La industria se arriesga en el ofrecimiento de independencia de manejo. Modelos sin pedales ni volantes y la profecía de los autos voladores posiblemente llegarán. Antes, en un nivel intermedio, en la transición hacia ese paradigma, habrá funciones novedosas, quizá secundarias, que absorberán en el futuro cercano. 

Avances del mundo en la industria automotriz, al servicio de la tecnología

Lector de movimientos. La proposición es facilitar las funciones a bordo y reducir potenciales entretenimientos de los pilotos. Así mismo, este se basa en el control de los gestos, la lectura de los movimientos. Como lo son atender una llamada, subir y bajar el volumen, ampliar y minimizar los mapas del GPS, las opciones son múltiples e inteligentes. Compañías como Audi, BMW, Lexus y Volkswagen ya han desarrollado softwares eficientes para conseguir estos efectos.

La acción de los frenos automáticos es el sistema de seguridad moderno más popular en las nuevas tecnologías de las compañías automotrices. Funciona ante emergencias: en caso de peligro de choque y nula reacción del conductor, el auto frena de modo autónomo. De esta manera, se podría impedir el accidente o al menos reducir su gravedad.

En muchos modelos, su eficacia es relativa. Por otra parte, Mercedes-Benz y Volvo brindan los frenos más completos: diferencian objetos fijos, vehículos, bicicletas, peatones y animales.

Funcionan las veinticuatro horas del día sin interesar la calidad de visión. Son capaces de prevenir accidentes circulando a cien kilómetros por hora.