Una bacteria puede convertir metales tóxicos en oro

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Investigadores de tres universidades alemanas develaron los procesos moleculares que se dan en una bacteria C metallindurans. Una especie de alquimista microbiano que destaca por habilidad de deglutir metales tóxicos y producir oro.

En 2009 se llevó a cabo un estudio en el que los científicos pudieron comprobar que la bacteria C. metalindurans puede fabricar oro biológicamente. Pese a esto las explicaciones y los procedimientos exactos inherentes estuvieron anónimos.

Actualmente, después de años de indagación, se ha podido al fin aclarar el enigma.

La bacteria habita generalmente en suelos nutridos por cuantiosos metales pesados. A través del tiempo, algunos minerales se dispersan y sueltan metales pesados dañinos e hidrógeno en su contexto.

Oro y cobre, metales protagonistas

El oro entra a la bacteria de igual forma que el cobre. El cobre es un componente traza vital para C. metallidurans, pese a eso es tóxico en cantidades considerables.

Al fusionarse las porciones de cobre y oro con la bacteria, da a lugar una serie de procesos químicos. El cobre que mayormente surge en una forma difícil de aspirar, se transforma en una manera notablemente más fácil de adentrarse en la bacteria, y así internarse en la célula. Es igual con los combinados de oro.

En el momento que se almacena mucho cobre dentro de la bacteria, normalmente es extraído por la enzima CupA. Pese a eso, cuando los elementos de oro también se presentan, la enzima se anula y los componentes tóxicos de cobre y oro siguen dentro de la célula.

Para solventar este percance, las bacterias accionan otra enzima; CopA, ella convierte los componentes de cobre y oro en sus formas originalmente complicadas de aspirar. Así cerciora que menos partículas de estos metales ingresen a la celula.

La bacteria se contamina menos y la enzima CupA es capaz de suprimir el excedente de cobre. Aunque en el exceso hay otro resultado relacionado, los componentes de oro que son complicados de aspirar, se convierten en pepitas de oro en la zona externa de la célula, pero sòlo de unos nanòmetros de tamaño.

En la naturaleza, la bacteria C. metallindurans tiene un lugar clave en la creación del oro secundario, que se forma luego de la desintegración de minerales de oro primarios, originados geológicamente.

La investigación realizada por el personal de investigación provee información relevante acerca del ciclo biogeoquìmico del oro.

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