Comer sin engordar podría estar a punto de dejar de ser sólo un sueño

Comer sin engordar

La gente de la modernidad tiene básicamente tres sueños: ser millonaria, jamás enfermarse, y comer sin engordar ni un solo gramo, no importa lo que se lleven a la boca. Las dos primeras tal vez no estén al alcance de todo el mundo, sin embargo, la tercera actualmente está a punto de convertirse en otra historia. Para los que odian hacer dieta, pero también odian su peso actual, la ciencia podría estar a punto de concederles el milagro que necesitan.

Lo que es más gracioso, es que ha sido por serendipia, tal como en el caso de la penicilina. Dos científicos de la Universidad de Yale, Anne Eichmann y Feng Zhang, descubrieron una forma de comer sin engordar. ¿Cómo exactamente? Creando un ratón con obesidad mórbida con el fin de realizar un experimento en su estudio de la obesidad.

El dúo crió al ratón, y pronto se dio cuenta de un detalle desconcertante. ¡El ratón no subía de peso por nada del mundo! Y sin importar la cantidad de comida que ingería al día. Una cantidad que de hecho, era basta, pues prácticamente ingería alimento sin parar.

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Comer sin engordar: la clave está en una proteína

De inmediato los científicos comenzaron a estudiar al ratón para determinar qué era lo que evitaba que engordara. Al final descubrieron que se debía a la falta de dos moléculas importantes en su código genético. Esto ocasionaba que la absorción de las grasas en el intestino a través de las vías linfáticas se bloqueaba.

Es decir, la criatura no almacenaba los lípidos aun cuando los consumía desenfrenadamente. Una gran parte de ellos pasaba por su sistema digestivo sin alteraciones y era expulsado de la misma forma. El cuerpo se quedaba sin lípidos sobrantes dentro de su organismo.

Engordar sin comer
La obesidad es uno de los primeros problemas de salud pública en el mundo. Con este descubrimiento, podría estar a punto de ser curada.

Lo más interesante comenzó cuando Einchmann y Zhang consiguieron replicar el mismo efecto en otros ratones. Lo que hicieron fue inhibir una proteína llamada ROCK (kinasa asociada a Rho), la cual al dejar de funciona, desactivaba la función de las vías linfáticas de absorber los lípidos por un tiempo concreto.

La industria farmacéutica ya tiene en sus manos un inhibidor de ROCK puesta en el mercado. Este compuesto se usa en baja concentración para el tratamiento del glaucoma. Ahora que se ha descubierto un nuevo uso para ello, tanto Eichmann como Zhang están en la búsqueda del permiso para poder usar el compuesto en pruebas más concretas.

Si se desarrolla un producto viable para el ser humano con inhibidor del ROCK, estaríamos frente a una posible cura para la obesidad mórbida actual. Comer sin engordar dejaría de ser tan solo una fantasía para pasar a convertirse en realidad.

Fuente: NCBI

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