La Bioelectricidad, y el cuerpo humano.

Bioelectricidad
Bioelectricidad

El cuerpo humano funciona en gran parte gracias a la bioelectricidad. Y, además, cuenta con órganos especialistas en sentir los impulsos electromagnéticos, tanto dentro como fuera del organismo.

Estos órganos son la glándula pineal y pituitaria, ambas profundamente ligadas a la capacidad de sensibilidad, perciben el fenómeno electromagnético.

La glándula pineal tiene la capacidad de percibir la luz. Al mismo tiempo de regular los ritmos circadianos del cuerpo (reloj interno de sueño-vigilia). Estos ritmos han sido perturbados por campos electromagnéticos, tanto aquellos que ocurren naturalmente como los creados por el hombre.

Bioelectricidad, desde el cerebro
Bioelectricidad, desde el cerebro

La glándula pituitaria controla e influye otras glándulas hormonales, que reportan de regreso a la dicha glándula. De hecho, ésta es la responsable del funcionamiento eficaz del sistema nervioso. Ya que, se basa íntegramente en su habilidad de transmitir pulsos eléctricos.

Existimos en un planeta iluminado por el sol, y todos los seres vivos aprovechamos de alguna manera esta energía. Vivimos en un mundo lleno de sonidos y la gran mayoría de los seres vivos sentimos las vibraciones.

De igual manera, el planeta es un gran imán. No debería sorprendernos descubrir que tenemos la sensibilidad hacia la fuerza de los campos magnéticos de la tierra. La luz es un fenómeno electromagnético. La electricidad y la luz son lo mismo, las microondas, las ondas de radio, todas se basan en campos electromagnéticos.

Bioelectricidad, como se genera

La electricidad es una representación de energía. En la Bioelectricidad, todo lo que te rodea, incluyendo tu cuerpo, es materia hecha de átomos. Un átomo tiene un centro, llamado núcleo. Este núcleo contiene partículas cargadas positivamente (protones) y partículas sin carga (neutrones). El núcleo está rodeado por partículas cargadas negativamente llamadas electrones.

Para originar electricidad, la célula de tu cuerpo emplea un mecanismo llamado “compuerta sodio-potasio”. Cuando el cuerpo necesita remitir un mensaje de un punto al otro, la célula abre la compuerta, y los iones de sodio y potasio se pueden mover libremente dentro y fuera de la célula.

El potasio cargado negativamente sale de la célula, y los iones de sodio cargados positivamente entran en ella. El resultado es un cambio en las concentraciones de ambas sustancias, y en sus cargas eléctricas.

Esto genera una especie de “chispa eléctrica”. Esta chispa provoca que la siguiente célula haga lo mismo, y la siguiente, y así sucesivamente, como una tormenta eléctrica de muy bajo voltaje.

Y todo ello porque tu cerebro ordenó que tu movieras un dedo, miraras a un lugar, o simplemente tu corazón se aprestaba a dar otro latido.

Esto ocurre constantemente en el cuerpo. Con cada pensamiento, emoción, o acción, surge una reacción en un área específica de tu cerebro. ¿Estás alegre? ¿triste? ¿Enamorado? ¡sentirás una tormenta eléctrica en tu cuerpo, y tu cerebro! La tecnología moderna de imágenes nos da acceso para ver la intrincada danza de energía en el cerebro, que acompaña a cada pensamiento y sentimiento.