La terapia con las células madre parece ser el tratamiento del futuro. Sabemos que ofrece beneficios interesantes. Después de todo, la reconstrucción del tejido sin riesgo al rechazo inmunológico sería la mejor definición de regeneración inmediata en casos graves donde se pierden órganos.
Ahora podría ser también la salvación en el caso de las graves condiciones cardíacas que afectan a una buena parte de la población. Bien sabemos que las enfermedades cardiovasculares forman parte de las primeras causas de muerte y de morbilidad en el mundo. Y es que, luego del ataque, el daño al tejido suele ser el responsable de dejar a las personas al filo del fallecimiento.
Una persona puede sobrevivir a varios infartos, pero esto sólo significa una cosa: con cada incidente, va perdiendo tejido funcional, hasta que el órgano se hace incapaz de cumplir su función. Si de alguna forma, se pudiera reemplazar estas porciones inutilizados, entonces la esperanza de vida aumentaría de forma significativa.
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Las células madre y el corazón
Eso es lo que se pretende lograr con las células madre. Y aunque al inicio las pruebas realizadas no anunciaban avances, ahora parece que tenemos una visión más prometedora. Todo gracias a los esfuerzos de científicos de la Universidad de Würzburg. A través de varios estudios, identificaron células de las paredes vasculares que podían reemplazar el tejido cardíaco dañado.
No de una manera sencilla, pero es posible. Los expertos explican que las células en el tejido vascular también se consiguen en el corazón. Específicamente dentro de los vasos intracardíacos. Los mismos forman parte del tejido cicatricial cuando ocurre un infarto, cubriendo la parte que ha sido víctima de la isquemia.
Si bien, no pueden hacer por sí solos la reconstrucción del tejido muscular para hacer funcionar de nuevo esa parte del corazón; intervienen en la estimulación de este proceso. Los científicos afirman que, mediante un proceso controlado con estas células, se puede promover el nuevo tejido cardíaco.
Es decir, son capaces de manipular la manera en la que se comportan estas las células madre vasculares para así cambiar su actividad. De tal forma que logran que reemplacen el tejido muerto del corazón por uno funcional.
Algo que sin dudas aportará grandes beneficios a la medicina actual. Todavía hacen falta más pruebas y estudios para llegar a convertirlo en realidad. Sin embargo, es un buen comienzo. Los experimentos se han llevado a cabo hasta ahora en animales. Tardará algo de tiempo antes de pasarlo a los humanos.
Fuente: AHA Journals
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