Alguna vez te has preguntado ¿Por qué los dedos se arrugan en el agua? Cualquier persona que haya tomado un baño extenso, lavado un cúmulo de platos; o permanecido un buen rato dentro de la piscina ha experimentado el efecto de tener dedos arrugados.
No obstante, pocos conocen el motivo por el cual se origina este fenómeno. Se especula que el agua se penetra en la piel suavizándola de tal manera que hace que se formen arrugas en su superficie, algo que igualmente sucede en los dedos de los pies.
Sin embargo, esta explicación no es completamente cierta. Lo que ocurre es que, durante un extenso contacto con el agua, los glóbulos de la sangre que están ubicados debajo de la piel se encogen en respuesta a un impulso originario del sistema nervioso autónomo. Por eso, contrario a lo que nos alcance parecer, las yemas de los dedos no se hinchan, sino que se contraen, induciendo así las arrugas.
Investigaciones indican que los dedos se arrugan como modo de adaptación
Especialistas en la materia decidieron ahondar en las causas de este fenómeno. Determinando que las causas no son otras que la de un mecanismo de adaptación del ser humano por el cual; al estar en contacto durante un tiempo extenso con el agua, la piel de nuestros dedos se arrugaría para permitirnos agarrar mejor los objetos mojados.
Un experimento con esferas: Para evidenciar la capacidad de su teoría. Los especialistas solicitaron a 20 colaboradores de un experimento que trasladaran unas esferas tanto mojadas como secas de un recipiente a otro por estrechas hendiduras.
El resultado fue que, si este traslado se ejecutaba luego de haber tenido los dedos bajo el agua por un rato, y ya con la piel arrugada; el manejo de las esferas era mucho más ágil y exitoso que cuando este traslado se efectuaba con los dedos secos.
Como consecuencia de estos resultados, los especialistas han considerado en profundidad acerca del sentido de esta adaptación a nivel evolutivo; lo que los lleva a pensar que los dedos arrugados accedieron a nuestros ancestros buscar comida en el agua. En el tema de los dedos del pie, la evolución humana iniciaría un origen distinto: les ayudaría a agarrarse a las superficies húmedas.
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