Los genes influyen más en la salud de lo que piensas

los genes

Los genes son algo que se han incluido en la historia natural de las enfermedades desde hace un tiempo para acá. A fin de cuentas, parece que la configuración de tu mapa genético tiene cierto peso en el hecho de que desarrolles ciertas enfermedades o afecciones. Ahora podría ser mucho más pronunciado de lo que se piensa, afirma un estudio.

El mismo intenta borrar la premisa de que, en realidad, el ambiente tiene un peso mayor que los genes en cuanto a si tenemos o no ciertas enfermedades. Pues bien, parece que en realidad es lo opuesto; al final nuestro genoma ofrece una mayor influencia para que desarrollemos o nos mantengamos saludables; así lo dice este estudio publicado en Nature Genetics.

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Los genes tienen más voz que el ambiente a la hora de desarrollar enfermedades

Ni siquiera el estilo de vida, combinado con los factores socioeconómicos y ambientales parece vencer a los genes en esta guerra. Así lo demostró el estudio que se encargó de analizar los datos provenientes del seguro de salud Aetna.

El mismo estuvo dirigido por miembros de la Universidad de Harvard y la de Queensland (Australia). Incluyeron los datos de casi 45 millones de personas americanas; dentro había una generosa cantidad de gemelos (56.000 pares) y hermanos (724.000).

Así se hizo la comparativa entre factores hereditarios y aquellos gobernados por el ambiente. Esto en al menos 560 enfermedades que se consideran frecuentes; lo mismo que otras de diferentes categorías, entre ellas las esqueléticas, neuromusculares y cardíacas.

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Al final se dieron cuenta de que los genes influían en el 40% de las enfermedades; mientras que solo un 25% se veía generado por factores relacionados al entorno que rodea a los individuos.

El punto que menos afecta dentro de este estudio a las personas, se determinó, fue el factor socioeconómico. Dicho apartado sólo se considera relevante en un tema en especial, la obesidad mórbida; pues cuando se dieron cuenta, mientras menos recursos disponía una persona, más obesa era.

Al final, los genes ganaron la batalla.

Fuente: Nature 

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