Material vivo mezclando nanopartículas con células de Escherichia coli

Los ingenieros pertenecientes al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han empleado las células bacterianas con el fin de crear unos biofilms o biopelículas (son ecosistemas microbianos que se distribuyen de forma organizada) donde se pueden agregar materiales no vivos, sirviendo como nanopartículas de oro o puntos cuánticos.

Esos biofilms estarían mezclando todas las ventajas que ofrecen las células vivas (el cual responden a un contexto o logran crear moléculas biológicas) con el beneficio de que los materiales inertes, con trabajos como la creación de electricidad o la transmisión de luz, señalan en la MIT en una nota.

Cada material es resultado por la mezcla que tendría, por ello, toda actitud de las células, pero no su trabajo en diversos materiales inertes. Un día lograrían emplearse para el desarrollo de células solares más complejas, materiales de autocuración o sensores para el diagnóstico, entre otras alternativas.

Valiéndose para una producción de la E. coli

Los ingenieros de la MIT estaban trabajando en la investigación con una bacteria en concreto, la Escherichia coli debido a que ésta crea, de forma natural, una biopelícula la cual posee diversas fibras rizadas (“curly”), al mismo tiempo creadas por proteínas amiloides que auxilian a la E. coli a pegarse a diversas superficies.

Cada una de esas fibras rizada se compone por una cadena de las repeticiones subunidades de proteínas parecidas, que se conocen como csgA. Se trata de una cadena la cual lograría ser cambiante por medio de la adición de fragmentos en una proteína designada como péptidos. Y es gracias a estos péptidos, por otro lado, que se lograría capturar el material no viviente, parecido a las nanopartículas de oro. De esa manera se pueden añadir diversos componentes inertes a los biofilms.

Lo que sí consiguieron hacer los encargados, fue poder programas cada célula de la E. coli para que éstas creasen distintos tipos de fibras curly en unos escenarios específicos. De esa manera lograron controlar las propiedades de cada biopelícula salpicada de puntos cuánticos o pequeños cristales con elementos cuánticos.

Para concluir, se controlaron las células para que esas lograsen comunicarse entre ellas, y de esa forma ir modificando su composición de la biopelícula en el tiempo.