Existen miles de tradiciones y cambios significativos por todo el mundo. Y gracias a estas, elementos de la naturaleza han sido usadas para fines no tan bien esclarecidos o se han visto afectadas. Algo que ocasiona su desaparición de la faz de la tierra. Un ejemplo claro es la historia del sapo Jambato Negro en Ecuador, manipulado por las abuelas de hace 30 años para espantar el mal de ojo. Y que en esta noticia, uno de ellos fue rescatado por un niño.
Hoy en día, gracias a cambios climáticos, este animal está prácticamente extinto en el territorio del país suramericano que les contamos. Su apariencia incluso casi quedó como un mito, una leyenda. El sapo Jambato Negro de tonalidad oscura como la noche con un vientre de un tono anaranjado bastante llamativo. La especie cuyo único superviviente estuvo a punto de perderse para siempre.
El sapo Jambato Negro que fue rescatado por un niño
Dentro del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios en Ecuador vivía plácidamente el último de los jambato negro. Hasta que un inesperado día, en el año 2016, el animal consiguió liberarse de su cautiverio y perderse de vuelta a la naturaleza.
Esto habría sido algo hermoso. Casi poético. De no ser porque se trataba del último de todos en su especie. El panorama cambia bastante cuando lo miras desde esa perspectiva, a uno tan negro como la piel del anfibio. Así lo vieron los investigadores del Centro Jambatu, quiénes se apresuraron en ofrecer recompensa para el que lo devolviera. Su búsqueda quedó valorada en mil dólares, aunque desgraciadamente, esto no apresuró su recuperación en ese entonces.
Fue durante este mismo año 2018 que por fin el sapo volvió a dar noticias. Todo gracias a que un niño llamado David Jailaca lo consiguió cerca de la cabaña de su familia. Luego de esto, lo atrapó para llevárselo al sacerdote de su pueblo.
En un principio, la foto que les mandaron a los responsables del Centro Jambatu no los convenció de que se trataba del sapo que buscaban. Fue gracias a la perseverancia de David, que con una segunda foto más esclarecedora, consiguieron llamar la atención de los investigadores. Para cuando se dieron cuenta, el niño no estaba equivocado: era el jambato negro que les faltaba.
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Gracias a esto la naturaleza conserva aún al último sapo de una especie prácticamente extinta. Mientras que por otro lado, David tiene mil dólares en su bolsillo que lo ayudarán a terminar sus estudios y ayudar en su hogar. Él mismo ha asegurado que para estos propósitos dispondrá de semejante cantidad de dinero. En esta historia tan particular, todos ganaron.
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