Singularidad tecnológica

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No concebimos la posibilidad de dejar de hacer mejoras en nuestra tecnología de manera permanente. La singularidad tecnológica se empodera del mundo.

De esta manera, parece evidente que el ser humano va a seguir progresando tecnológicamente, haciendo sus máquinas cada vez más inteligentes.

Lo que nos lleva, inevitablemente, a que tarde o temprano acabaremos desarrollando ordenadores, programas, máquinas y tecnologías más inteligentes que nosotros.

En realidad no importa el momento en el que ocurra o la rapidez del proceso, lo importante realmente es el hecho de que ocurrirá.

Llegará tarde o temprano, pero llegará. Ese momento en el que se de la S.T. y en el que el ser humano no sea el ser más inteligente del planeta.

En un escenario en el que máquinas inteligentes sean capaces de crear otras máquinas, el hombre podría sufrir una especie de singularidad tecnológica, debido a que sería intelectualmente inferior a los robots.

Algunas de las razones

  • El hombre terrestre se encuentra actualmente en su pico de conocimiento ni de desarrollo. 
  • No estamos todavía explotando nuestras capacidades en todo su potencial.
  • Por lo tanto, seguirá mejorando estas capacidades, enunciando mejores teorías que expliquen el Universo, conociendo mejor la naturaleza.
  • La industria de la singularidad tecnológica reporta enormes beneficios económicos. 
  • Un factor clave para que las empresas sigan promoviendo avances en este campo, creando un escenario de competición continua que sin duda acelerará los seguros progresos tecnológicos.
  • El primero que consiga crear una habrá ganado la partida. Una peligrosa carrera hacia la singularidad.

La cadena trófica a nivel tecnológico

¿Por qué somos mejores que los monos? ¿por qué un chimpancé es superior a un escarabajo? ¿por qué un delfín está por encima de una sardina? 

La respuesta parece estar en la superioridad física, pero es la inteligencia el factor que define la posición en la pirámide de poder animal.

Lo que nos hace poderosos sobre otras especies no son sus músculos o sus capacidades físicas, sino su intelecto.

Que nuestro cerebro sea más evolucionado que el de un delfín o de un chimpancé nos ha permitido acumular cultura y experiencia de generación en generación.

Pero estos atributos que ahora nos ponen en una posición espacial podrían pertenecer luego a las máquinas del futuro, que podrían superarnos drásticamente.

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Las capacidades de aprendizaje y planificación son dos habilidades que otorgan inteligencia

Las especies que han conseguido aprender de la experiencia y planificar pensando en el futuro demuestran tener una inteligencia superior.

Por el momento no son capaces de hacerlo partiendo de cero, es decir, siguen necesitando a un programador humano que les otorgue una serie de datos con los que empezar a trabajar. 

Cuando consigamos crear algoritmos que sean capaces de aprender como lo hace un bebé humano, entonces estaremos muy cerca de crear inteligencias artificiales avanzadas.

El momento de singularidad se apoya en argumentos como el potencial de una máquina superior que excede por mucho a las capacidades humanas.

Atendiendo meramente a descripciones y cualidades físicas, comprobamos que las máquinas tienen las de ganar.

Básicamente porque el umbral en el procesamiento de información en una infraestructura artificial se encuentra mucho más allá de los límites del tejido biológico.

Además, hay diferencias físicas relativas al puro tamaño: un cerebro tiene que caber dentro de un cráneo, pero un ordenador puede ser del tamaño de un almacén o un edificio.

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