Terópobot: el robot que ayudará a estudiar los movimientos de los dinosaurios

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Desde Chile surge una nueva iniciativa para entender un poco mejor el cómo eran los dinosaurios hace millones de años atrás. Se trata del Terópobot, un robot diseñado por el chileno Bruno Gossi, miembro del Departamento de Ingeniería Mecánica de la FCFM; el cual fue presentado durante el VI Festival de Ingeniería y Ciencias de la Universidad de Chile.

Gossi comenta que el fin de este Terópobot es el de comprender la biomecánica animal. Su interés: analizar la manera en la que se movían estos ancestros; bien sea corriendo, volando, trepando, saltando o simplemente caminando. Todo desde un punto de vista palenteólogo; aunque apoyado en herramientas que sólo la ingeniería y la física puede brindar en este aspecto.

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Terópobot: la respuesta a la biomecánica animal de los dinosaurios

Para conseguir un resultado efectivo por parte del Terópobot, Gossi se centró en los descendientes más actuales de los dinosaurios. Así es, ciertas aves como las gallinas. De tal forma que, basándose en la variación del centro de la masa al añadir una cola, sería capaz de observar el cambio en los movimientos.

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Lo que intriga al ingeniero es comprobar si el cabeceo de estos animales, también lo poseían sus ancestros; los dinosaurios. Se supone que las aves como las palomas o las gallinas utilizan su característico cabeceo con para mejorar su campo de visión; y también su estabilidad. El movimiento los ayuda a dar mayor impulso a sus pasos, sin tener que gastar mucha energía en la zona de sus patas.

El robot demostrará si esto mismo pasaba con los dinosaurios. Gossi planea comparar la diferencia de la potencia con y sin cabeceo en los movimientos del robot. Si, efectivamente, hay un gasto menor de energía incluyendo esta maniobra en el andar natural, entonces su hipótesis podría ser verdadera.

Tal vez nuestra manera de percibir a los dinosaurios comience a cambiar drásticamente. Los de Jurassic Park están muy lejos de parecerse de verdad. Empezando porque según los expertos, muchas especies poseían plumas, no escamas; y ahora, quizá también anduvieran realizando cabeceos con sus pasos.

Fuente: IV Festival de Ingeniería y Ciencias

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