La visión no es tan limitada como muchos pensarían. Tampoco es inherente únicamente al campo visual máximo que abarcan nuestros ojos. Parece que vemos y somo capaces de percibir cosas en un mayor rango. Incluso si no fijamos la vista en esa zona en concreto. Así lo demostró un estudio realizado en la Universidad de Tohoku, en Japón.
Todo comenzó a tomar forma, cuando el profesor Satoshi Shioiri mostró interés en descubrir con mayor profundidad cómo eran capaces de moverse las personas en su entorno. Según él, debían de existir otros elementos de consideración cuando se trata de la visión para la acción, que no es más que todas aquellas imágenes que el cerebro retiene para poder realizar movimientos en determinado sitio de forma ideal.
El grupo de investigadores tenía como hipótesis, la existencia de la capacidad neuronal de generar guías mentales del espacio, así el cuerpo les diese la espalda y la persona no viera cierta parte del entorno. De todas formas se mantendría en consideración dentro de la mente, y así conocerían la situación sin mirarla.
Como apoyo para lograrlo, el cuerpo usaría el resto de sus sentidos, quitando la vista, para tener información al respecto en todo momento. Es decir, su “visión” para actuar no estaría limitada únicamente a lo que percibían sus ojos.
Lo que vemos no es solo lo que tenemos de frente, hay mucho más
La prueba que realizaron para comprobar su hipótesis fue dentro de la misma Universidad. Los investigadores utilizaron a 55 estudiantes de Tohoku a la hora de realizar el experimento. A todos se les puso 6 pantallas que los rodearon por completo, formando lo más parecido a un círculo. Luego, reproducían en ellos la imagen de una letra y se les solicitaba a los participantes que la hallaran.
Pronto, empezaron a suceder cambios notorios en el tiempo que duraban para reaccionar y hallar la letra. Cada vez los estudiantes las encontraban con mayor velocidad, aunque estas se encontraran a espaldas de ellos. Algo que les dio mucho qué pensar a los investigadores.
La conclusión a la que pudieron llegar es que lo que vemos no es únicamente lo que tenemos en frente. Por el contrario, nuestro campo de conocimiento visual parece extenderse a todo lo que nos rodea aún si están detrás. Todo gracias a la capacidad del cerebro de recrear imágenes mentales del entorno con solo examinarlo una vez. Esto podría ayudar también a la hora de realizar ciertos movimientos.
En otras palabras, el cerebro puede armar por si mismo las piezas que faltan en la visión con la imaginación. Aunque esto queda relegado al inconsciente, siendo que, de manera racional, la persona no está al tanto de dicha capacidad.
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