Vivir en Andorra como ingeniero es posible y fácil

vivir en Andorra como ingeniero

El Principado de Andorra es tendencia en los últimos años debido a que diversos particulares y, en especial, emprendedores digitales, deciden deslocalizar su negocio y establecerse en el país a desarrollar su actividad. Sin embargo, vivir en Andorra no es tan sencillo como ir al país, empadronarse, alquilar una vivienda y asentarse como ciudadano. Existen diversas modalidades y permisos de residencia cada una con sus requisitos y condiciones a cumplir, que hacen que no cualquier persona pueda vivir de forma permanente en el.

Entre estos requisitos suele estar el de tener que invertir en Andorra una cierta cantidad de capital, entendiéndose con esto la exigencia de dejar inmovilizada una cantidad de dinero en activos andorranos por un cierto valor. Se incluyen dentro de estos activos, por ejemplo, fianzas dispuestas por las administraciones públicas para cada tipo de residencia, inmuebles y viviendas andorranas, bonos, participaciones y acciones de empresas andorranas y bonos y letras del estado.

Es por esto que la opción más frecuente sin dar explicaciones es crear una empresa en Andorra y establecerse como empresario y trabajador por cuenta propia. El procedimiento es precisamente constituir una sociedad como extranjero y, poseyendo más del 20% del capital de dicha sociedad y ejerciendo un cargo en su administración, solicitar el permiso de residencia activa y trabajo por cuenta propia. Para conseguir el permiso de esta forma se exige abonar una fianza de 15.000€ a la Autoridad Financiera Andorrana, además de todos los costes fijos y variables asociados a la constitución de una sociedad.

Sin embargo, en el caso de ingenieros es diferente. Andorra dispone de otra modalidad de permisos de residencia según la cual aquellas personas con formación universitaria y que pueden ejercer como profesionales liberales (arquitectos, abogados, economistas, psicólogos clínicos, fisioterapeutas, incluso médicos pero especialmente ingenieros) pueden solicitar el permiso de residencia y trabajo por cuenta propia y desempeñar las actividades de su formación de forma independiente y autónoma como persona física. Es la llamada profesión titulada, y es la única forma de ser autónomo en Andorra y conseguir la residencia como extranjero.

Las ventajas de esta forma de vivir en el Principado son claras. En primer lugar, no se requiere abonar ninguna fianza a las administraciones andorranas. Es simplemente hacer el procedimiento burocrático-administrativo y listo. En segundo lugar, los costes fijos y de mantenimiento son más baratos. Mientras que obtener la residencia mediante la constitución de una sociedad tiene unos costes asociados de unos 7.500€, el procedimiento de profesional titulado puede no llegar a los 5.000€. Y por otro lado, los titulares se ahorran las tasas e impuestos de mantenimiento de la sociedad.

Sin embargo, también tiene sus desventajas. En primer lugar y como hemos visto, está restringido a determinadas profesiones de titulación universitaria, en concreto las tradicionales y más “gremiales”. En segundo lugar, las actividades que permite desarrollar son exclusivamente aquellas que la formación académica permite, mientras que una sociedad es más flexible en cuanto a los posibles modelos de negocio que pueden realizar. Y por último, la aprobación de la autorización para ejercer como profesionales titulados depende en su completitud de los funcionarios de las administraciones andorranas.

Por lo tanto se puede rechazar la solicitud por múltiples motivos: origen de la formación, universidad que expele el título, créditos cursados, la necesidad o no del master, homologación con Andorra y otras jurisdicciones (como la Unión Europea)… Y es que se debe presentar documentación de la carrera y homologar título y notas según el convenio de la Haya. De hecho, actualmente se está empezando a pedir titulación B2 de catalán para poder colegiarse como profesional, uno de los requisitos más claros de la profesión titulada.

En el caso de ingenieros, no obstante, hay aún más esperanza. Debido a que las actividades que realiza un ingeniero son muy amplias y de diversa naturaleza y ámbito, y que hay muchísimos tipos de ingenieros, las autoridades andorranas son más permisivas a la hora de aceptar solicitudes, pues desconocen los campos y las materias técnicas y también las actividades que se pueden ejecutar con una determinada titulación de ingeniero. Por eso, casi todos los ingenieros son aceptados como profesionales titulados excepto aquellos cuyos títulos proveen de países dudosos, fuera de la UE y no homologables por la Haya.

En conclusión: Andorra es un muy buen destino para ingenieros que trabajan como autónomos de forma remota. En concreto, tienen unos impuestos sobre las rentas salariales de 0% de IRPF en los primeros 24.000€ anuales cobrados, un 5% en los siguientes 16.000€ y un 10% a partir de ahí. Y sobre el capital (inversiones) también un 10% con los primeros 3.000€ exentos y plusvalías de acciones y fondos también exentas. Además, por supuesto, de un IVA (IGI, que es como se llama en Andorra, de máximo el 4,5%). Claramente se trata de una jurisdicción muy atractiva.

La profesión titulada es una muy buena opción, y permite a este tipo de perfiles establecerse sin problemas en el país y además con un coste asequible y unos tiempos razonables.

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