El balasto que ponen bajo la vía del tren

El balasto como alternativa en las vías de trenes
El balasto como alternativa en las vías de trenes

El balasto o esas piedritas que ponen bajo la vía del tren. ¿Las has visto? ¿En algún momento te ha curioseado por qué las vías de tren se ponen sobre una cama de piedras? ¿Para qué sirven o cómo logran aguantar la marcha de un tren sin perturbarse?

Es bien sabido, que el ferrocarril o tren es tan añejo como la máquina de vapor, cuyo progreso vino de la mano las locomotoras. Todos recordamos a la tradicional locomotora de vapor arrojando humo por su chimenea; al mismo tiempo que se oye un silbato que avisa su llegada a la estación.

Esta novedosa manera de transporte poseía y posee una singularidad con relación a los demás modos: está guiado. Los carriles son la única vía que tiene el tren para avanzar y, por tanto; precisan de unas particularidades técnicas y geométricas únicas.

Entonces, ¿Qué es el balasto y para qué sirve?

Dados estos requerimientos, se comenzó a poner traviesas para conservar un ancho de vía invariable a lo largo de todo su camino. Sin embargo, al estar instaladas directamente sobre la plataforma se hundían en ella; consecuencia de que las cargas transmitidas superaban la capacidad de dicha plataforma.

Este resultado se resaltaba más en terrenales arcillosos y se ocasionaba cada vez con mayor intensidad debido a que el paso de cargas era cada vez mayor. Los ingenieros de la época llegaron a la conclusión basados en la experiencia; que era necesario introducir un factor granular bajo las traviesas con el propósito de dosificar las cargas sobre una mayor área, entre otras funcionalidades.

Sin embargo, para obtener este resultado era preciso que esas pequeñas piedras desempeñen unos requerimientos mecánicos concretos.  Entre ellos estaba que todas esas piedras deben tener un volumen de entre 3 y 6 centímetros. Y provienen de trituración de cuarcitas, basaltos y granitos.

El balasto debe tener unas características particulares
El balasto debe tener unas características particulares

Debido a que estas piedras trabajan de forma vinculada por frote, consiguiendo repartir las cargas sobre su área. Evadiendo en todo instante que la plataforma vea descollada su capacidad portante.

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Funciones del balasto

Inicialmente el balasto apareció como una solución a un inconveniente explícito (el hundimiento de la plataforma). En la actualidad sus funciones van un poco más allá. Y, a pesar de que la trasmisión de cargas posiblemente sigue siendo la más transcendental, otras además poseen una gran importancia para el perfecto funcionamiento del ferrocarril.

El balasto posee una gran elasticidad. El conjunto gravas que lo componen dan lugar a un lecho elástico. Este procede “como un muelle” atenuando la secuela de las cargas de los trenes, y en el que quedan incrustadas las traviesas impidiendo así los movimientos tanto longitudinales como trasversales de la vía.

Además, es el elemento que accede perfeccionar la inclinación de la vía y su desnivel. La plataforma sobre la que se ubica el balasto solo acepta errores de unos 2 cm, por lo que la exactitud casi milimétrica que debe tener la vía se logra con este elemento. Esto es esencial, ya que un traspié en este sentido logra llevar al descarrilo del tren con unos resultados más o menos significativos.

Finalmente, el balasto incomunica las traviesas del terreno, impide el crecimiento de plantas en la plataforma y favorece en la disminución del sonido de paso de los trenes. Asimismo, consiente el adecuado desagüe de las aguas de lluvia y su evaporación, soslayando que se almacene agua en la plataforma que disminuya su capacidad resistente.