Sol: la vida de las abejas se mueve por su luz

El mundo de las abejas es fascinante. Cada instante surge un estudio que habla sobre su evolución. Recientemente, científicos estadounidenses comprobaron que la luz del sol mueve su vida. Sí, así como lees. El sol es el responsable de que ellas se muevan.

Para comprobarlo, se realizó un estudio durante el último eclipse total de sol. Hace más de un año; en agosto de 2017. ¿Qué ocurrió? Las abejas dejaron de zumbar durante los tres minutos que duró el fenómeno. El análisis fue hecho en Estados Unidos, Candace Galen, de la Universidad de Misuri (EE UU), es la responsable.

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Junto a su equipo, la bióloga se dedicó a estudiar el comportamiento de las abejas. Eso fue el 21 de agosto de 2017, para ser exactos. La selección de la fecha supone la posibilidad de que la tierra quede a oscuras aún siendo de día.

El sol se ocultó y las abejas también

La investigación se apoyó en voluntarios para abarcar un mayor radio de acción. Los voluntarios instalaron micrófonos en distintos campos de flores a lo largo de 3.000 kilómetros de la trayectoria del eclipse. En esa oportunidad, el ancho de la sombra fue de 100 kilómetros.

Entonces, como el evento abarcó varios estados de Estados Unidos se analizaron distintas especies de abejas y abejorros. Lo mejor fue que se pudo estudiar a cada especie en su entorno, lo que incluye distinto ambiente climático.

En una nota, Candace Galen explica que esperaban que la actividad de las abejas disminuyera en la medida que bajaba la luz solar. Esto fue confirmado. Sin embargo, también notaron que el cambio del ritmo fue abrupto, dejaron de hacerlo por completo. Entre los resultados se encuentra que solo un zumbido se escuchó durante el eclipse del centenar registrado.

En las fases previas del estudio, los zumbidos se mantuvieron. Pero, estos fueron bajando mientras avanzaba el efecto. El comportamiento de los animales es similar al que tienen durante el amanecer y el atardecer.

El comportamiento

El silencio de las abejas se asocia con que regresaron a las colmenas. La hipótesis se sustenta a que ellas no se alejan de sus colmenas más de tres kilómetros y que viajan a una velocidad de 25 kilómetros por hora. Entonces, por ello les daría tiempo de regresar a casa.

La investigación, además, sirve para demostrar que los antófilos repiten un mismo patrón de conducta. Esto se logra al determinar que no es el factor climático que rige la conducta sino la luz solar. El estudio toma en cuenta estados donde hay altas y bajas temperaturas. En ambos casos, el comportamiento fue el mismo.

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