Una amenaza para nuestra salud, dormir junto a dispositivos electrónicos

Dispositivos electrónicos una amenaza
Dispositivos electrónicos una amenaza

Los dispositivos electrónicos generan una amenaza que conquistan la mayor parte de nuestro tiempo. Se han introducido en nuestra vida durante los últimos años sin que nos percatáramos; hasta llegamos a substituir los despertadores por la alarma de los teléfonos móviles.

Ciertamente estos aparatos nos facilitan mucho la vida. Sin embargo, debemos meditar que acarrean también con una amenaza; ignorados para la generalidad de las personas. Y es que, si bien no son perceptibles a nuestros ojos, los dispositivos electrónicos exponen campos electromagnéticos que amenazan y entorpecen la labor de las defensas de nuestro cuerpo.

Para comprender el porqué, debemos saber que nuestro cuerpo se mueve mediante impulsos eléctricos; que emite el cerebro cada vez que dictamina el movimiento de ciertos músculos. De esta manera, nuestro cuerpo ya contiene electricidad de algún modo u otro.

Dormir con dispositivos electrónicos supone una amenaza
Dormir con dispositivos electrónicos supone una amenaza

Esto logra derivar en síntomas muy diversos. Por ejemplo, irritabilidad, esterilidad en los hombres o variación del ciclo de la melatonina; hormona que se encarga de regular el sueño.

Este último, posiblemente, sea el más padecido. Pues como indicábamos, se ha transformado en un hábito dormir con el teléfono móvil en la rinconera de noche o inclusive debajo de la almohada.

Una amenaza que pone en riesgo nuestra salud

Esto supone un riesgo superficial, ya se han transmitido casos en los que el teléfono estalla y entra en estado de combustión, por una parte, e interno por otra. Porque, a pesar de que el cuerpo posee defensas encargadas de regular los ritmos biológicos, esta función es algo difícil cuando nos exponemos continuamente a este tipo de radiaciones.

Estos datos están fundados en estudios, lo cual induce que la mayoría de la persona no tomen la suficiente conciencia, solo cuando ya se conviertan en hechos. Lo que sí es una certeza es que el que dejar el móvil en la rinconera de noche agranda los niveles de ansiedad, pues hay una necesidad en todo instante y queremos estar al tanto de lo que está ocurriendo en las redes.

No logramos hacer nada por impedir la emisión de las ondas electromagnéticas de los dispositivos, pero podemos ejecutar acciones para que el teléfono móvil descanse de nosotros y nosotros de él. Conseguimos elegir usar las manos libres en lugar de colocarnos el teléfono en la oreja, dentro de lo viable.

Asimismo, es significativo evadir llamadas en zonas con escasa cobertura, pues la radiofrecuencia se incrementa al intentar captar una señal mayor. Y finalmente, llevar el teléfono en el bolso en lugar de colocarlo en un bolsillo u otra zona de contacto directo con el cuerpo minimiza los peligros para nuestra salud.

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